El término bruxismo hace referencia al rechinamiento o apretamiento los dientes. Las causas del bruxismo pueden ser diversas pero, es más frecuente que el bruxismo suceda durante la noche (bruxismo del sueño), cuando la persona está durmiendo, aunque también puede darse durante el día (bruxismo de vigilia). Se trata de un hábito totalmente involuntario. De hecho, la gran mayoría de las personas bruxistas desconoce que sufre este trastorno hasta que acude al dentista y éste descubre empastes rotos, dientes fracturados o bordes incisales desgastados. En otras ocasiones, pueden descubrir que padecen este trastorno cuando se despiertan y casi a diario notan los músculos de la cara contraídos, dolor en la mandíbula y cefaleas.
CAUSAS DEL BRUXISMO
Existen diferentes grados según la intensidad del trastorno, desde el grado I, que suele ser ocasional y reversible, al grado III, que es constante e irreversible, y cuyas lesiones pueden ser permanentes, por lo que se requiere una atención exhaustiva por parte del profesional de la odontología. El bruxismo afecta a un porcentaje alrededor del 70% de la población adulta. En el caso de los niños menores de 11 años, el rechinamiento de dientes afecta entre un 14% y un 20%, aunque la progresión es ascendente. Es natural que los niños con dentición temporal o "dientes de leche" desgasten sus dientes: esto permite al hueso de la mandíbula desarrollarse de manera adecuada. Sin embargo, en cuanto la dentición definitiva aparece, es necesario eliminar este hábito si no se elimina de manera natural.
Las dos causas del bruxismo son, en primer lugar, una mala oclusión, es decir, una forma incorrecta de morder, que genera la necesidad inconsciente de desgastar los dientes para que la mandíbula esté cómoda. En segundo lugar, otras de las causas del bruxismo puede ser una respuesta exagerada al estrés: ansiedad, enfados o frustración. Los estados de ánimo hacen mella en nuestros dientes y consiguen fracturarlos. Cuando estás en la cama pensando en los problemas sucedidos a lo largo del día o en las soluciones para abordarlos al día siguiente, nuestro cuerpo se pone en tensión, y eso puede traducirse en dientes apretados. En este último caso, el profesional de la odontología observará un desgaste anormal y excesivo de los dientes, no debido a causas funcionales propias de la mordida habitual.
El rechinamiento de dientes es muy perjudicial para nuestra salud dental, ya que daña el esmalte dental y fuerza los músculos y tejidos. La gran mayoría de personas que sufren bruxismo suelen presentar cefaleas matutinas, dolor muscular y cervical, hipersensibilidad dentaria e incluso con pequeñas fracturas en los dientes, síntomas que pueden ser más acusados en función del grado.
¿Cómo combatir el bruxismo? El mejor tratamiento es usar una férula de descarga: se trata de un aparato de resina que protege los dientes de daños mayores y elimina, desde el momento de su colocación, los dolores de mandíbula y las cefaleas tan propias de este trastorno. Además, es fundamental tratar de no tomar excitantes, hacer deporte para canalizar el estrés y probar con técnicas de relajación y autocontrol mental. En algunos casos, es posible que sea necesario acudir al psicólogo para que éste le ayude a aprender a convivir con su ritmo de vida. Existe un tratamiento novedoso para este trastorno, si bien ya se utiliza en hospitales para tratar las migrañas: el botox, inyectado en los maseteros, puede solucionar problemas de bruxismo grave.
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Equipo Cristina Viyuela + CO